El derecho a la salud sigue siendo un sueño lejano para miles de millones de personas. Desde la pandemia mundial de COVID-19, este objetivo se ha alejado aún más de su alcance. La pobreza es tanto una causa como una consecuencia de la mala salud, y la pobreza aumenta las posibilidades de tener mala salud. Y esta a su vez, atrapa a las comunidades en la pobreza.

El derecho a la salud es complejo y se extiende no solo a una atención médica oportuna y adecuada, sino también a los determinantes subyacentes de la salud. Estos incluyen alimentos, nutrición y vivienda seguros, acceso a agua potable y saneamiento adecuado, condiciones laborales y ambientales saludables; así como el acceso a educación e información relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva.

Es por eso que empoderamos a las personas para que accedan a la atención médica. También involucramos a las autoridades y apoyamos a los trabajadores de la salud para fortalecer los sistemas de salud locales. Trabajamos en proyectos diferentes y polifacéticos.